“La comida no se tira, es sagrada”, ordena la sabiduría popular. Sin embargo, una enorme cantidad de alimentos terminan día a día en las bolsas de basura. Y por causas tan evitables como comprar de más, distraerse con los vencimientos, tirar restos de comida o hasta vaciar el freezer para salir de vacaciones. Lo que crece, advierten expertos, es una “cultura del desperdicio”.
Los desechos alimenticios son un 41,5% de la basura, según estudios. Algunos son inservibles, como huesos o cáscaras. Pero muchos no: hay sobras en buen estado generadas al comer o cocinar, o bien frutas, verduras, carnes y productos envasados que se echaron a perder por errores de cálculo, un mal almacenamiento o simple distracción, advierten expertos.
En esta ocasión, queremos enfocarnos en la comida que cocinamos y arrojamos diariamente a la basura. En cada casa de Argentina, siempre algo de restos de comida nos quedan después de cocinar o al terminar de comer, y el destino de ésta es el mismo: la bolsa de basura. Una vez esta bolsa es sacada a la vereda, enfrenta una problemática general en todo el país, y es que en todas partes existen los perros de la calle, aquellos que fueron abandonados, que cuentan con una familia que no es responsable de su cuidado y los dejan al libre albedrío o cuyos perros desde su nacimiento son hijos de la calle, pero a esto también se suman gatos, pollos, cerdos y otros animales presentes en la sociedad.
Los alimentos, en las bolsas de basura llaman la atención de dichos animales, que frente al hambre o el inevitable olor a rica comida se ven en la necesidad de romper, esparcir y tirar toda la basura hasta poder llegar a la comida que los espera.
Es así que Carlos Saludos, un vecino de la ciudad de Buenos Aires, nos comparte la idea de evitar arrojar estos alimentos a la basura y sí, ponerlos en un recipiente que podamos sacar durante el día a la vereda, junto a un árbol para evitar el sol y porque no, acompañado de agua. Según Carlos dichos alimentos no permanecerán más de unos minutos en el plato, debido a la cantidad de animales callejeros de deambulan las calles en busca de alimentos.
¿De Quién es la culpa?
Buscar culpables no es una solución, pero si una medida que nos ayudará a reducir la contaminación, sabemos que los animales actuan por instinto y en este caso su instinto de supervivencia los lleva a buscar alimentos de cualquier forma, por ende los animales solo hacen lo que necesitan para sobrevivir, ellos no conocen de contaminación, no saben de educación ambiental, no conocen los riesgos que representa la basura, aunque muy seguramente ese mismo instinto les debe advertir que hoy la tierra sufre y que sobrevivir para ellos es más difícil hoy en dia.
Por el contrario, nosotros los humanos si sabemos y conocemos de todo esto, y como culpables podemos evitarlo, ya conocimos una genial acción que a todos nos encantos como fue la “Heladera Solidaria” en la que personas de la calle, o de bajos recursos podrán acercarse para obtener de ella los alimentos en buen estado y optimas condiciones que negocios y vecinos dejan en ella. Ahora proponemos el “Plato Perro” que no sería otra cosa que un pequeño recipiente destinado para depositar en él los restos de comida que nos sobran durante el día.
No sobra decir que es importante hacernos cargo del “Plato Perro” manteniéndolo limpio, asegurándonos que los restos de comida no estén más de un día en él y generando una frecuencia con los horarios para aquellos perros que ya saben donde encontrar alimentos.
Esperamos que ésta iniciativa sea de gran interés para todos, que podamos llevarla a cabo y quienes se animen a replicarla nos compartan sus fotos, videos y nos cuenten sus experiencias en nuestras redes sociales o al email contacto@vamosahacerlo.com.ar También podrán compartir otras propuestas que puedan identificar para solucionar el problema de contaminación por basura en sus ciudades.